Isco se reintegró al entrenamiento dirigido por Manuel Pellegrini este miércoles, luego de ausentarse por sanción en el último partido contra Osasuna y de haber tenido una presencia intermitente en las sesiones de grupo durante varios días. A sus 32 años, el jugador malagueño ha experimentado una temporada intensa en términos de partidos, tras años de menor exigencia física, lo que ahora está afectando su rendimiento. Actualmente, Isco está al borde de sus capacidades físicas y sigue un plan para sobrellevar lo que resta de la temporada. A pesar de que parece difícil, Isco aún no pierde de vista la posibilidad de participar en la Eurocopa. Desde su llegada al Betis, ha disputado 34 partidos oficiales, la mayoría como titular, en comparación con los 19 que jugó en el Sevilla el año pasado y los 17 en su última temporada con el Real Madrid. Es comprensible que sienta la carga de trabajo adicional en un equipo que ha competido en tres frentes diferentes. La musculatura de Isco ya se resintió en febrero, cuando sufrió una lesión muscular que lo dejó fuera de juego durante varias semanas y lo excluyó de la eliminatoria de la Conference League contra el Dinamo de Zagreb. Con solo cuatro jornadas restantes en LaLiga y después de haber completado otro ciclo de tarjetas, Pellegrini se esforzará por mantener a su jugador estrella en condiciones óptimas para asegurar el séptimo puesto en la tabla y, si es posible, aspirar al sexto, actualmente ocupado por la Real Sociedad.