Contra todo pronóstico, el Barcelona ha encontrado en Montjuïc un refugio cálido y acogedor en esta temporada que se presentaba como un desafío. Al contrario de lo que se esperaba, el equipo ha demostrado una rápida adaptación y su fútbol está atrayendo cada vez a más aficionados. Desde los 35,524 espectadores en el partido del Gamper contra el Tottenham, la asistencia ha aumentado a 45,055 en el enfrentamiento contra el Betis. Esta cifra sigue en aumento y podría establecer un nuevo récord este sábado frente al Celta (18:30 horas, Movistar LaLiga). Además de las victorias aplastantes con un marcador global de 12-0 en los partidos contra Cádiz, Betis y Amberes, el Barcelona ha dejado una impresión de nostalgia por un estilo de juego que se había extrañado durante mucho tiempo por parte de sus seguidores.
Sin embargo, Montjuïc no solo ha sido un lugar especial para el Barcelona. Rafa Benítez guarda uno de los mejores recuerdos de su carrera en este estadio. En diciembre de 2001, llegó al Lluís Companys al borde del abismo. Durante el descanso, su Valencia perdía 2-0 ante el Espanyol, y su puesto como entrenador parecía estar en juego. Pero dos goles de Rufete y uno de Ilie dieron un giro al partido, y Benítez terminó ganando la Liga en La Rosaleda. Esta experiencia impulsó su carrera como entrenador. Con casi 900 partidos en su historial como entrenador, su regreso a la Liga a los 63 años ha sido sorprendente y está teniendo un desarrollo inusual. A pesar de que el Celta ha perdido sus tres partidos en casa, no ha conocido la derrota fuera de ella. Esta semana, el club reforzó su confianza en Benítez al otorgarle más responsabilidades en el área deportiva, equiparándolo a la posición de Luis Campos. Benítez está trabajando arduamente para adaptar a un grupo de fichajes recientes, incluyendo a Starfelt, Bamba, Douvikas y Ristic.
El Barcelona vive un estado de bienestar poco común para un club que ha experimentado turbulencias en los últimos años. La cuestión clave ahora es mantener este momento positivo. El interés de este sábado se centra en ver cómo Xavi, que recientemente renovó su contrato hasta 2025 (con opción de ampliarlo hasta 2026), maneja al equipo. A pesar de enfrentar desafíos en la Liga, con partidos contra Mallorca, Sevilla y Oporto en la Champions, Xavi ha prometido hacer rotaciones, y el regreso de Araújo es un reflejo de su enfoque estratégico. El objetivo es claro: convertirse en líder cuanto antes en la tabla de posiciones.