Las múltiples expulsiones de Sellim Amallah se convierten en un problema constante para el Valencia. El talentoso futbolista marroquí ha demostrado ser reincidente en esta preocupante faceta de su juego. Su más reciente expulsión, tras recibir una doble amarilla, ocurrió en un momento crítico durante el enfrentamiento contra la Real Sociedad, dejando al equipo en una situación difícil para afrontar la segunda mitad del partido y otorgando ventajas innecesarias al rival.
El caso de Amallah no se limita a esta última acción aislada; en realidad, ha sido víctima de seis expulsiones a lo largo de su carrera, una cantidad sorprendentemente alta para un jugador que se desempeña en una posición ofensiva. Este patrón de comportamiento parece estar arraigado en su estilo de juego, ya que muestra una falta de autocontrol que le ha llevado a recibir tarjetas rojas en momentos críticos del juego.
El problema no es nuevo, ya que la temporada pasada experimentó una situación similar mientras jugaba para el Valladolid. Además, sus problemas disciplinarios no se limitan al Valencia o al conjunto pucelano, ya que ha visto la tarjeta roja en cuatro ocasiones en diferentes etapas de su carrera, incluyendo su tiempo en el Mouscron y el Standard de Lieja.
En resumen, Amallah ha acumulado tres tarjetas rojas directas y tres por doble amarilla a lo largo de su carrera, una estadística que resalta su incapacidad para manejar esta faceta crucial del juego moderno, la disciplina en el campo. Para seguir contribuyendo positivamente al equipo, Amallah debe abordar seriamente esta problemática, ya que en el último año ha sido expulsado en tres ocasiones, un número inaceptable para un jugador cuya misión principal es generar peligro en el área rival. Su primera titularidad en el Valencia se vio empañada por esta expulsión, y como resultado, se perderá el próximo partido ante el Betis en el Villamarín.
El entrenador, Rubén Baraja, expresó su frustración por la última expulsión de Amallah, señalando que sus acciones irresponsables afectan negativamente al equipo. En un momento en que el Valencia ya enfrenta dificultades, perder a un jugador por expulsión solo complica aún más la situación. La expulsión tuvo un impacto evidente en el rendimiento del equipo, que perdió su intensidad y agresividad iniciales, dejando de lado su enfoque de ataque.